sábado, 19 de julio de 2008

En lo que canta un gallo

El primer rayo de sol se asoma tímido por el horizonte, el gallo aún no se decide si cantar o dormir cinco minutos más. Un vampiro interrumpe con su aleteo la meditación del gallo:
-Disculpe buen gallo, ¿esta usted a punto de cantar?
El gallo molesto contesta:
- ¿Por qué he de contestarle a un mamífero que aun no se mete en su cabeza que los mamíferos no pueden volar?
El vampiro contesta:
- ¿Quién es usted para criticarme? Cuando es usted un ave que no puede volar.
- Los pinguinos tampoco pueden volar… (interrumpe el vampiro)
- Es por el frío, el viento es helado donde viven… (interrumpe el gallo)
- … las avestruces tampoco… (interrumpe el vampiro)
- Prefieren tener la cabeza dentro del suelo.
El gallo en vez de interrumpir a su interlocutor, dice “sí” muy rápido al cual le sigue con su característico canto matutino. Escucha con detenimiento como el eco de su voz regresa desde el más profundo rincón del valle. Conforme con su labor voltea hacia el corral de las vacas y señalando al vampiro, petrificado por la luz del amanecer, dice:
- Chicas, no podré volar, pero seguro que me las ingenio para conseguirles una piedra de sal…